-Capitulo 24(FINAL)-Momentos mágicos-

Emma y yo estábamos muy atareadas con el bautizo de Kaitlin, los chicos cuidaban a la niña mientras nosotras estábamos fuera, poco a poco íbamos mirando las cosas y en varios días teníamos todo listo.

El día del bautizo, me encontraba bastante nerviosa, Marc intentaba calmarme, sonriéndome y diciéndome que todo iba a salir perfecto; mis abuelos estaban muy contentos por la idea de estar en el bautizo de su bisnieta. Termine de arreglarme, vestí a la niña, Marc nos estaba esperando en el salón, cuando baje y ya estuvimos listos, salimos hacia la iglesia sonrientes; al llegar allí, la gente ya nos estaba esperando, el bautizo se paso rápido y después estuvimos la gente más intima en nuestra casa, Emma, Peter y mis abuelos, todo eran sonrisas y felicidad, por fin.


2 Años después

En estos dos años habían pasado bastantes cosas, Emma había tenido a un niño precioso, Nate, del cual yo fui su madrina con mucha ilusión, además de que Marc me había pedido matrimonio y éramos una gran familia feliz. Lo único era, que los niños muchas veces se peleaban, no se llevaban todo lo bien que habíamos deseado; les había dicho miles de veces que eran como hermanos, que debían de tratarse bien y protegerse, sabíamos que nos entendían pero también comprendíamos que siendo tan pequeños era complicado que las cosas funcionaran, teníamos la esperanza de que según pasaran los años todo se solucionara y pudieran llevarse bien, como Emma, Peter, Marc y yo deseábamos, por nuestra amistad y nuestra gran familia.

Me ponía a recordar cómo era nuestras vidas dos años atrás o incluso más, todas las peleas que habíamos tenido, el enfrentamiento entre Emma y yo por nuestra diferentes razas y sonreía, sabiendo que habíamos podido con todas las adversidades que nos habían venido, acabando teniendo por fin momentos mágicos y de felicidad, sabíamos que teníamos que seguir luchando para mantenerla, pero cada vez éramos mas fuertes y seguros de nosotros mismo y además ahora tenía a mi pequeña Kaitlin por la que lucharía con uñas si hiciera falta.

Nos encontrábamos en nuestro salón, los niños parecían jugar juntos, aunque de vez en cuando se les veía las malas caras hacia el otro; mientras que nosotros hablábamos de todo lo que podríamos hacer juntos, de lo unidos que nos encontrábamos al fin, de que ya ninguna lucha nos separaría sino al contrario nos haría muchísimo más fuertes; pero no sabíamos hasta que punto nos equivocábamos en ese aspecto.
¿De verdad seriamos capaces de dar la espalda y alejarnos de aquellos que creíamos familia por hacer lo común para salvar tu verdadera familia?

-Capitulo 23- Unidos de nuevo-

La escena que estaba viviendo era totalmente de un sueño, tenía en brazos a mi hija, mi pequeña Kaitlin y junto a nosotras al hombre que amaba; si se trataba de un sueño no quería despertar.

La niña apenas lloraba, lo malo era a la hora de alimentarla; Marc tuvo que ir a la carnicería haciendo que compraba carne y además compro grandes cantidades de sangre, para dar a nuestra pequeña los biberones. Hoy volvían Peter y Emma de la luna de miel, estaba emocionada por la idea, quería verles y que me contaran todo aquello y además presentarle a Kaitlin y empezar a preparar su bautizo.

Acabábamos de dar el biberón a la niña y la acostamos, cuando sonó el timbre, baje corriendo emocionada, sabía que eran ellos, al abrir la puerta y verles, mi sonrisa se ensancho y les abrace emocionada y ellos me abrazaron sonriendo.

-Ya ha nacido el bebe, ya no estás embarazada- dijo Emma sonriendo- queremos conocerla ya, y más si voy a ser su madrina- dijo aun más feliz.

-Entrad, no os quedéis ahí parados, por favor- dije dejándoles pasar, justo Marc bajaba por las escaleras y abrazo a sus amigos sonriendo-Marc sírveles lo que quieran que voy a por la niña para que la conozcan.

-Oh, es una niña, seguro que es preciosa- dijo Emma emocionada, y subí las escaleras, cogiendo a Kaitlin de su cuna con cuidado, baje al salón y al entrar, Emma salto del sofá dirigiéndose feliz a nosotras.

-Emma, te presento a tu ahijada Kaitlin-dije mirando a la niña-Kaitlin, ella es tu tía-madrina Emma-sonreí feliz.

-Dios mío, chicos es preciosa, tenéis muchísimo suerte, esperemos que Peter y yo tengamos la misma suerte-dijo sonriendo-

-¿Qué?-dije mirándola con sorpresa.

-Estoy embarazada, nos enteramos cuando estábamos en la luna de miel, me empecé a marear, apenas comía por las arcadas, así que me hice la prueba y dio positiva- dijo sonriéndonos.

-Felicidades chicos, de verdad, es una increíble noticia- dije sonriendo- es increíble que esto nos esté pasando, somos muy afortunados- dije sin dejar de sonreír- Emma me gustaría empezar a preparar el bautizo de la niña, crece muy rápido.

-Claro Charlotte, ahora mismo nos ponemos con ello- dijo muy animada-¿queréis que sea sencillo verdad?

-Si, por favor- dijimos Marc y yo a la vez sonriéndonos y se acerco a mí besándonos, subí a dejar a la niña de nuevo en su cuna, para comenzar a preparar el bautizo junto a Emma, mi gran amiga Emma.

-Capitulo 22-Gran día-

Emma y Peter entraron en la habitación sacándonos de ese momento mágico, pero al vernos tan juntos, sonrieron dando por hecho que todo se había solucionado, se acercaron felices a nosotros y nos abrazaron, una escena que extrañaba tanto…

Los días pasaban volando, por fin llego el día de la boda de Emma y Peter, estábamos todos muy nerviosos, sobretodo los novios, me encontraba en la iglesia, junto a Peter y esperando a la novia, me sentía muy feliz de ser la dama de honor de mi amiga. La música nupcial nos aviso de la llegada de la novia, la mire sonriendo, se veía preciosa, increíble y la sonrisa de Peter era de una felicidad eterna y plena.

La ceremonia se dio tranquila y además fue preciosa, los novios, mostraban su nerviosismo en los gestos y Emma en las lagrimas que derramaba; al finalizar la ceremonia nos fuimos al banquete donde todo el mundo sonreía y charlaba, yo agarre a Emma un segundo apartándola un poco del jaleo.

-Emma, quiero pedirte una cosa muy importante para mí- dije mirándola y agarrando sus manos, donde ya lucia su alianza de casada- quiero que seas la madrina de mi hijo, eres mi mejor amiga y me haría mucha ilusión.

-¿Qué? ¿Enserio?- sonrió y me abrazo feliz- me encantaría, porque ese bebe es como mi sobrino-sonreí y la continúe el abrazo, llorando de felicidad junto a ella y volvimos con los demás invitados, felices y sonrientes.

El día llego a su fin, despidiendo a los novios que se iban de luna de miel, felices, quince días que se alejaban de nosotros y en los cuales les extrañaríamos demasiado, pero sabiendo que se iban felices y que pronto volverían de nuevo.

Marc me pidió que me trasladara con él a su casa, para poder criar a nuestro bebe juntos, a mis abuelos no les hizo demasiada gracia, pero al menos sabían que me tendrían al lado y en la misma ciudad, poco a poco en esos días fuimos preparando una habitación para el bebe, con colores neutros ya que no sabíamos el sexo del pequeño y tampoco podía ir al médico a saberlo.

Quedaban apenas dos días para que los novios volvieran de esa luna de miel, cuando comencé a notar unos dolores, al principio no dije nada, no quería preocupar a Marc, pero cuando los dolores fueron en aumento, tuve que avisarle, me dolía muchísimo, cada vez eran peores, me tumbo en nuestra cama con delicadeza; mis gritos cada vez eran más desgarradores, mi vista se nublaba y yo sentía que cada vez era más débil, deseaba luchar por mi bebe, para que al menos él naciera; oí un llanto, un llanto que me hizo sonreír, pero no podía apenas abrir los ojos, por lo que me deje vencer, dejando mi vida en manos de este caprichoso destino.

No sé cuanto estuve durmiendo, apenas recordaba nada, solo el llanto de mi pequeño, al abrir los ojos, vi a Marc, con un pequeño bulto entre sus brazos, sonreí, al ver la escena, Marc al darse cuenta de que había despertado, se acerco sonriendo.

-Felicidades mama, has dado vida a una preciosa niña- dijo Marc sonriendo y dejándomela en mis brazos- es igual de bella que tu Charlotte- se sentó en la cama a nuestro lado, sin dejar de sonreír.

-Mi preciosa Kaitlin- sonreí-¿te gusta el nombre? Pensé un nombre de niña y otro de niño, por si acaso-seguí sonriendo.

-Kaitlin es precioso, como ella- dijo Marc sin dejar de mirarnos- tengo a mis dos damas junto a mí, ahora si soy realmente feliz.

-Capitulo 21-Susto con recompensa-

Por más que luchaba por mantenerles abiertos, mis fuerzas me fallaban, quería seguir luchando, ya no por mi sino por mi hijo, pero no sabía cuánto más iba aguantar; seguía oyendo mucho ruido, golpes secos que me producían escalofríos, yo había comenzado esa lucha y ahora eran ellos los que luchaban y yo estaba aquí tirada, luchando solamente por sobrevivir: mi vista cada vez se nublaba mas hasta que por fin cerré mis ojos vencida por la vida y el dolor.

Deje de oír ruidos, debía estar muerta, no, mi hijo habría muerto conmigo, eso si que no podía ser, pero unos brazos me agarraron, me sujetaron, abrazándome, sus lagrimas caían en mi cara, ¿eso significaba que si estaba muerta? ¿Entonces como podía sentir todo aquello? Las cenizas nunca podrían sentirlo, los brazos me sujetaban y me pegaban a su cuerpo, sus lágrimas seguían mojando mi cara y solo oí sollozos, diferentes sollozos, eran ellos, no estaba muerta, aun no; luche contra esa oscuridad que me rodeaba, deseaba hablarles, abrazarles, sonreír porque mi pequeño aun estuviese vivo, seguí luchando, hasta que poco a poco pude abrir los ojos, mirarles, sonreírles levemente e incluso hablarles.

-Chicos, siento…siento mucho lo que os hecho pasar, por mi culpa casi morimos todos, soy una estúpida- vi que los brazos que me sujetaban eran de Marc y las lagrimas que habían mojado mi cara también pertenecían a él.

-Charlotte, estás loca, casi te mata- me miro Emma llorando- pensamos que os habíamos perdido- toco mi barriguita con una sonrisa- me gustaría conocer a mi sobrino, así que a partir de ahora la madre se va a cuidar y con ella el bebe- sonrió leve- ¿De acuerdo?- asentí con la cabeza y sonreí, feliz de verles, de saber que seguía aquí junto a ellos.

Me ayudaron a levantarme, agarrando sobretodo Marc, que no me había dicho nada, tendría que explicarle lo del embarazo y porque no le había comentado nada, llegamos a casa de Marc, donde entramos los cuatro tranquilamente; agarre a Marc de la mano, sonriendo levemente y alejándole para hablar solo los dos.

-Marc, se que estas enfadado conmigo por no haberte dicho nada-dije mirándole- pero…el miedo pudo conmigo.

-¿Miedo? ¿De qué Charlotte? Estas esperando a mi hijo- me miro-¿Por qué es mío o no?- dijo mirándome con seriedad.

-¿Acaso debes preguntar eso?- le mire casi con lagrimas en los ojos- la última vez que nos vimos, ahí es donde esta nueva vida comenzó-toque mi tripa- si es tu hijo.

-¿Por qué no me lo dijiste? ¿Porque intentabas ocultármelo?- dijo Marc mirándome con pena.

-Al principio no estaba muy segura, la verdad que no me esperaba que sucediera- le mire- después según pasaban los días, mi tripa crecía y se abultaba mas, pero al estar alejados, no sabía cómo reaccionarias, no quería otro rechazo de tu parte.

-¿Pero cómo voy a rechazar a mi propio hijo? Si, estábamos separados, pero porque tu no me quisiste dar una oportunidad hace un mes atrás, me dejaste en mi cama tumbado sin comprender del todo, que había pasado o si había vuelto a estropearlo con algo- me miro- me estado castigando desde entonces, porque te amo, te amado siempre y aunque nos a tocado luchar y pasar por muchas situaciones complicadas, en mi caso solo han conseguido fortalecer lo que siento por ti.

-Yo, yo…-dios notaba mis mejillas húmedas por las lagrimas que estaba derramando, por cada palabra que me había dicho Marc, le amaba y estaba cansada de no ser feliz, lo haría por nuestro hijo y por mí, por ser feliz- yo también te amo, nunca deje de hacerlo y deseo tanto ser feliz junto a ti, que siento miedo de que solo sea un bonito sueño- pero no pude continuar los labios de Marc, me callaron, demostrándome que todo nuestro amor, seguía ahí, más fuerte que nunca y en el que ya nada ni nadie podría estropearle.


-Capitulo 20-Visita inesperada-

Emma me movía para que reaccionara, creo que si hubiera sido humana me hubiese desmayado, dios embarazada, no, no podía ser, Marc y yo padres…no; Emma seguía sonriendo, se la notaba feliz, por su noticia y por la mía, pero yo… yo no me alegraba de estar embarazada, eso significaría que tendría que enfrentarme a Marc y decírselo o criar a mi hijo sola.

-Emma no quiero que digas nada de las sospechas, no al menos de que este segura de que es verdad-la dije mirándola suplicante.

Los días pasaban, Emma y yo estábamos comprando miles de cosas para su boda, entusiasmadas, ya tenía su vestido encargado, era precioso, se vería preciosa en ese día, yo también había comprado el mío, iba a ser la dama de honor y eso me hacia una gran ilusión; Emma hablaba sobre mi estado, algo mas afirmado, por la abultada barriguita que ya se dejaba notar, crecía con rapidez y temía que Marc el día de la boda lo notara y preguntara, no sabía que le iba a contar ni si le diría la verdad.

Ya estaba todo preparado, apenas quedaba una semana para el gran día de Emma y Peter; Emma dejaba ver día tras día sus nervios; una tarde habíamos quedado en el bosque Emma, Peter y yo, aunque estaba segura de que Marc también vendría, porque querían hablar sobre la boda, después de un mes y medio nos íbamos a encontrar de nuevo y yo debía ponerme ropa algo holgada para que mi barriguita no se notara, sabía que Emma no le había dicho nada a Peter para que él no le dijese nada a Marc, a lo que no se lo pude ocultar fue a mis abuelos, que notaba como mi estilo de vestir había cambiado y alguna vez me habían visto la barriga, pero no habían dicho nada, impacientes de que lo hiciera yo.

Al llegar al bosque con Emma, Peter y Marc ya nos estaban esperando, Peter recibió con un cálido beso a Emma y Marc desvió su mirada al suelo, ni siquiera quiso mirarme, en parte le comprendía y lo agradecía, no quería que el viera como estaba vestida y sospechara; pero unos pasos y ruidos nos hizo ponernos en fila unos al lado de otros, esperando al que provocaba esos ruidos; apareció un chico, alto, musculoso, con una sonrisa prominente y olía a perro, mire a los tres, ellos le gruñían, por lo que me supuse que ya se conocían, yo en cambio no sabía quién era ni de quien se trataba.

-Veo que os habéis vuelto a unir, Peter he de decir que has pillado una buena loba y tu, como lo diría, eres demasiado blando, volver con ella después de estar conmigo, es algo muy bajo- dijo el desconocido sonriendo-mmm y veo nuevos amiguitos, y mm no son licántropos, sino vampiros, uniéndose con el enemigo, interesante…

-Eso es mentira, yo no estuve contigo, no vengas contando cosas que no son ciertas, para intentar separarnos de nuevo, porque esta vez no lo conseguirás, porque nos amamos e incluso nos vamos a casar- dijo Emma mirándolo con enfado.

-¿Te volviste una mentirosa Emma? No decías eso cuando estábamos en la cama juntos- dijo sonriendo el desconocido, recorriendo su mirada por todos y parándose en mi- aunque ahora mismo, me da igual lo que hagas, me gusta tu amiga la vampirita, en su estado, será un juego divertido.

-A ella no la metas, David, esto es entre tú y yo, los demás se pueden ir- dijo Emma saliendo en mi defensa.

-Emma, no hace falta que me defiendas, se hacerlo yo sola y mas con un patético licántropo, que se cree dios- dije sonriendo irónicamente- en mi estado soy mucho más fuerte que tu- dije acercándome a él y saltando sobre él, enfurecida y con ganas de lucha-acabare contigo patético perro.

La lucha era cada vez más dura, y toda la había empezado yo, sabía que no debía meterme en mi estado, pero no quería que ninguno de ellos resultara herido, Peter y Emma debían casarse y ser felices y Marc, mi querido Marc, no dejaría que le pasara nada, pero consiguió apoderarse de mí, colocándome de rodillas delante de ellos, agarrando mi cuello, mis lagrimas empezaron a florecer.

-David, suéltala, a ella no la hagas nada, por favor, está embarazada- dijo Emma mirándonos- cógeme a mí en su lugar, mátame a mi si lo deseas, pero a ella no la hagas nada.

-¿Embarazada?-dijo Marc sin dejar de mirarme-¿Cuándo pensabas contármelo Charlotte?

-Oh que bonito chicos, menuda novela tenéis aquí montada, con drama y todo, ¿será tu hijo vampirito el que estoy a punto de asesinar?-dijo David sin soltar mi cuello, riendo divertido- es una pena que nunca lo vayas a saber, porque acabare con ellos-dijo mirando a Emma, Peter y Marc desafiante-tu propuesta no está mal Emma, pero ya tendré tiempo de acabar contigo, con tu amorcito y su amiguito-me levanto al aire y me lanzo con fuerza hacia un árbol golpeándome con él y después caí encima de una pierda, notando un gran dolor.

Oí miles de gruñidos a mi alrededor, golpes secos, desgarros, olía a sangre, y yo no podía moverme, me sentía débil, sin fuerzas, luchaba con seguir con los ojos abiertos, por mi bebe y el de Marc, por nuestro hijo.

-Capitulo 19-Sorpresas-

Seguí corriendo, hasta llegar al bosque, sentándome en el suelo, llorando, me encontraba mal, muy mal, débil, dolida y una estúpida, yo, la enamoradísima Charlotte, no le había perdonado a Marc, a su amado Marc, pero también era culpa de él por todas aquellas miradas, palabras que me había dedicado un mes atrás y otra vez volvía a verme sola, sin él, sin mi vida.

Un mes después

Los rayos de sol entraban por la ventana, dándome directamente en la cara, abrí los ojos lentamente e intente levantarme de la cama, pero un mareo me sacudió, volviendo a tumbarme, gracioso un vampiro mareado, reí para mi, sorprendida, pensando que ya no me acordaba de lo que era sonreír, me intente incorporar de nuevo, esta vez algo más lento y el mareo pareció pasarse, me fui a la ducha con calma, tranquila, relajándome bajo el agua y me vestí de sport, necesitaba sentirme cómoda, me lo pedía el cuerpo, baje dando un beso a mi abuela y a mi abuelo y salí de casa, caminando, tomando aire fresco, dirigiéndome al bosque.

Al entrar en el notaba tranquilidad en el ambiente, relajándome, pero unos pasos me sacaron de mi tranquilidad, girándome y sonriendo.

-Emma-salí corriendo abrazándola- siento no haber dado señales de vida en este mes, pero estaba muy mal y no tenía ganas de nada, apenas salía para alimentarme solo-intente sonreír-¿Qué tal os va a Peter y a ti? ¿Habéis recuperado el tiempo perdido?-la mire divertida.

-Sí, la verdad que le hemos recuperado y nos va genial, además de que tengo una súper noticia que darte-dijo sonriendo, levantando la mano y mostrándome un anillo-nos casamos.

-Oh dios mío Emma, felicidades-me lance abrazarla con más fuerza- es una noticia que no me esperaba y que me alegra muchísimo-sonreí sinceramente.

-Quería decírtelo, pero no cogías el móvil, tus abuelos no decían nada y no te dejabas ver-sonrió- estoy tan feliz Charlotte, no puedo creerme que me vaya a casar con él, con Peter-me miro sonriendo- y ahora que me fijo tú te ves distinta, algo diferente en la cara y has engordado-dijo mirándome de arriba abajo.

-¿Engordado? Eso es imposible Emma, los vampiros no engordamos ni adelgazamos-dije mirándola con extrañez- es imposible, solo engordaría si…..-me quede en silencio, pensando en la posibilidad, no eso era imposible.

-¿Si, que Charlotte?-me miro y vi que ya lo había comprendido-si estuvieras embarazada-sonrió y me abrazo feliz- dios, es un día muy feliz, es increíble, estas embarazada.

-Emma no, no puede ser, no, no hecho nada desde hace un mes con Marc, no, sería casi imposible- dije mirándola, esperando que en verdad no fuera así ¿Qué iba hacer yo si estaba en verdad embarazada?

-Capitulo 18-Malgastando la felicidad-

Peter se acerco a Marc y le abrazo, agradeciéndole todo lo que había hecho por él, en este mes, le felicito por acabar con Gabriel haciéndole caso aquel día en el claro, recuerdos, miles de recuerdos nos vinieron a todos a la mente, se nos notaba en la cara, nuestras miradas se cruzaban anhelantes de sonrisas, felicidad como cuando estábamos los cuatro juntos, unidos y enamorados.

Creo que Emma noto algo y agarro a Peter de la mano, dirigiéndose a la puerta.

-Vamos al jardín a tomar algo de aire fresco, a Peter le vendrá bien-sonrió guiñándome un ojo, casi imperceptiblemente.

Me despedí de ellos, con un gesto con la cabeza y volví a sentarme en la silla en la que me encontraba antes, sentía miedo por lo que pudiera decirme Marc, pero como le había dicho antes, no tenía nada que perder ya; le mire con miedo y nerviosismo, él se movió lentamente hasta mi, sentándose en la silla de al lado, mirándome y agarrando mi mano, un escalofrió recorrió mi cuerpo entero.

-Charlotte, yo…yo...-notaba sus nervios en la voz-tengo algo que decirte a lo que me contestaste antes; me duele saber que te rendiste a la vida, y en parte se que yo soy culpable, por no intentar superar el dolor y la rabia, debía de haberte apoyado en vez de machacarte tanto con mis miradas y mi odio-siguió agarrando mi mano- se que puede ser demasiado tarde, pero te amo y siempre te amado, no quiero estar más tiempo lejos de ti, porque no puedo, no quiero- me miro viendo como de sus ojos salían miles de lagrimas desenfrenadas- te pido miles y miles de disculpas, que aunque sé que no bastan, te suplico que lo intentes, que me perdones.

No podía oír mas, no lo soportaba, mis lagrimas caían, no se si de felicidad, dolor o esperando que esto solo fuera una horrible broma, un mal sueño del que deseaba salir, no quería sufrir más, no quería volver a ser engañada por él y aunque le amaba, sus cambios bruscos de humor, me asustaban, no me creía tan fuerte como para soportar una vez más aquello y si ahora era yo, la que no aprovechaba la oportunidad, esa tan esperada por mí, pero aunque mi corazón congelado me decía que debía perdonarle, mi cabeza no aguantaba un golpe más. Pero quería una despedida bonita y no como la ultima, si deseaba besar sus labios por última vez, no iba a desaparecer de nuevo, pero si alejarme de él, para los dos todo sería más fácil, puse un dedo en sus labios callándolos, ya cercándome a ellos, besándolos y apartándome.

-Lo siento Marc, pero…pero yo no quiero sufrir más, no puedo, un golpe más y moriré- dije levantándome de la silla- no es que no te ame, porque decirte eso solo seria mentirte y no lo voy hacer de nuevo, solo que tus cambios de humor me asustan, no quiero volver a confiar en poder ser feliz a tu lado y que tu vuelvas apartarme al segundo, porque no lo soportaría-dije sin dejar de llorar.

-Por favor Charlotte, por favor, dame esta última oportunidad, déjame remediar todo ese dolor que te produje, se que será complicado, pero amándonos como lo hacemos, nada es imposible-dijo levantándose y volviendo a mi lado, agarrando mis manos, acerco sus labios a mi oído-déjate llevar, solo ahora, tu y yo- y beso mis labios, pasando sus manos por mi cintura, pegándome a él; beso tras beso, me alzo colocándome en sus brazos y subiendo a su cuarto, tumbándome en la cama delicadamente, en aquella cama que todo comenzó, sus besos, sus caricias me hacían olvidar todo lo que le había dicho, nuestras ropas volaban por la habitación, notando su cuerpo dando calor al mío, en un baile mágico y en el que me deja llevar, sin importarme nada más. Pero ese baile acabo y verle tumbado a mi lado, mirándome, sonriendo, me volvió a la realidad, aquella realidad en la que yo, me había negado a darle otra nueva oportunidad; me separe de él, vistiéndome mientras su mirada de desconcierto me seguía, al terminar de vestirme le mire.

-Marc, como ya te dije no puedo y debo decir que ha sido una despedida dulce, aunque egoísta por mi parte, me deje llevar, demasiado lejos- y allí le deje tumbado en la cama sin saber qué hacer, mientras yo salía fugaz por su puerta, alejándome de su casa.